¿Cómo apalabrarte, cuando a veces ya ni sentirte puedo?
¿Cómo apalabrarte? ¿Qué me da ese derecho?
A ti, que has sido tan abusada, tan olvidada;
a ti, que se te ha dado por segura, ¿cómo apalabrarte?
¿Cómo definirte? ¿Cómo conceptualizarte?
¿Cómo regalarte un sentimiento puro que, borrando
el escarnio y la ignominia, viaje al centro de tu origen
y reverbere en tus adentros?
Voy a olvidar lo que de ti me han contado…
Que eres planeta, eso lo siento tan lejos, quizás
por la vergüenza de reconocer que hayas
sido tan vejada y blanco de tantos desprecios.
Te hablaré entonces desde lo que soy y lo que para mí eres:
Mujer.
Mujer generosa, fértil, noble, magnánima, íntegra,
apasionada, hermosa, salvaje, cálida, fuerte y tierna.
Mujer-amor
Mujer-hogar
Mujer-alma
Mujer-corazón
Mujer-calma
Mujer-guerrera
Mujer-fuego
Mujer… Siempre antigua, siempre nueva.
Tus surcos se abren con pertinaz constancia
para que brote la vida, ¡para parir!
Parir el bien y el mal,
parir a quien cuida, parir a quien atropella;
tu vientre no discrimina, sólo ama
y en ese amar te das completa.
A veces te sacudes pariéndote a ti misma,
para reinventarte,
para seguir y crecerte,
para que la vida se perpetúe con sus giros, con su ritmo…
con su cadencia eterna.
Así sigues, así eres.
Mujer Madre.
Mujer Amante.
Mujer.
Madre Tierra.
