Guarda mi alma tanto que decirte desde esta soledad
que a pesar de los espirales de tantas existencias claramente
te nombra y te recuerda…desde este paraíso, olvidado
sin explicación que resulte comprensible ahora
y cuyo suelo sigue sangrando jardines en fecunda floración
del amor que sobre él derramaste.
Ambos sabíamos que pasaría mucho tiempo antes de que
pudiéramos volver a mirarnos directo a los ojos para leer el amor
en cada mirada y dibujar con caricias el retrato del otro…
es mi triste consuelo este retrato tuyo, presencia tuya que arde
en mis manos y que me roza cada vez que les permito divagar
sobre esta piel que duele de tanto extrañarte.
Sí, tú y yo así lo aceptamos, pero tantas vueltas después,
qué difícil resulta saberte y no verte, presentirte sin tenerte,
poder tocar sólo tu letra, beber únicamente tus palabras para
calmar esta sed, vestirme con tu ausencia y sólo poder alimentarme
con esta hambre eterna que de ti tengo.
Mas una bandada de estrellas mensajeras en fuga
ha susurrado que tu huella a la mía ya se acerca…
que allá, en esa orilla tan lejana, tu corazón al fin ha escuchado mis latidos
y se ha lanzado por el cielo de lo profundamente simple y verdadero
a encontrarse con esta luz de fría Luna solitaria
que solamente espera a eclipsarse con tu calor de Sol eterno.
Inspirado en el poema «Sin nada que contarte» de Ricardo Lascano