con su más denso traje de obsidiana
y observa cómo dioses, sabios y pueblos enteros
yacen dormidos, vulnerables;
sumidos en el estupor profundo… en la nada.
Aprovecha y los empuja al fondo del espacio,
hacia ese lugar donde el tiempo parece
haber perdido su orden mientras por los pasadizos
de la inconsciencia sin prisas vaga.
Se abraza a la mañana, que llega despacio,
envuelta entre las sombras que aún reinan
para, juntas, presenciar la hazaña
cuando entre dioses, sabios
y pueblos dormidos, aparezcan los tiranos…
los napoleones, los calígulas y nerones
a levantarse en reclamo de guerra
hasta que, encendido, todo arda.
Como armas para el dominio
convocan a las diosas, brujas, musas y hadas,
que con total desenfado,
a la vida del hombre común saltan.
De uno de estos hombres
queda Afrodita prendada,
a quien se acerca y acaricia
plantando sobre su rostro
rojos besos de calidad pagana…
Y entonces, al hombre le nacen deseos
y con los deseos, le nacen alas
y entre el cielo y el infierno
-febril- se atreve a nombrarla.
Mientras la piensa y la siente,
violentándose entre sábanas
en jadeos, en gemidos, en caricias y miradas
llega ella, torciendo sus líneas,
convulsionando sus metáforas…
Él, con fuerza la invoca a la vez que la piensa,
la sueña, la seduce y, por un eterno instante,
finalmente la hace suya… la atrapa.
Y así, sintiéndola… la perpetúa.

Imagen: Divine Couple | ©Ines Honfi
Intenso, lleno de misterios descifrados a tu manera y pura absoluta pasion.
Me gustaLe gusta a 1 persona